El cisne negro,
película dirigida por Darren Aronofsky y protagonizada por Natalie Portman,
cueneta la historia de una bailarina de ballet, Nina Sayers, que gana el papel
protagónico, de la obra “El lago de los cisnes”, por su perfecta y delicada
interpretación del cisne blanco, aunque poco a poco a través de experiencias
oscuras, va perdiendo la razón y se empieza a transformar en el cisne negro.
En esta película
vemos sentimientos de envidia, odio, manipulación, perfeccionismo y
persistencia, que en su conjunto, atraparon a Nina en un torbellino que ella
misma se hizo cargo de crear y recrear en su mundo infinito interior. Nina
talentosa y con capacidades sin límites para desempeñarse en este papel, de
hecho, su maestro sabia el potencial que tenía, poco a poco va visualizando
amenazas a su alrededor, en sus compañeras de ballet, en especial, por su
compañera Lily, interpretada por Mila Kunnis, que empieza a recrear como su
mayor amenaza.
Nina al pasar el
tiempo, va tropezando con obstáculos y problemas que ella misma fue
construyendo, amenazas y miedos en ocasiones sicóticos, empiezan a azotarla,
creando en ella una actitud "irracional" impulsado por el único
objetivo que es el de lograr desempeñar su papel principal sin que las demás
tengan oportunidad en tomarlo. En realidad, Nina empieza una guerra interna
contra su propio ser. El cisne blanco que Nina interpretaba, se fue
desvaneciendo y transformándose en un cisne egocéntrico, soberbio, al cual no
le importan los medios para lograr sus “fines” con tal de alcanzar lo que se
quiere. Nina empieza a luchar contra ella misma, tanto que al final termina haciéndose
daño, aunque cumpliendo su propósito anhelado, representar la reina cisne en El
LAGO DE LOS CISNES.
El mensaje de la
película radica en que Nina nunca contó con una verdadera competidora que
igualara su talento, que le fuera a arrebatar el papel principal de la obra,
aunque no por ello, estaba exenta de enfrentarse a su peor enemigo: Ella misma.
Nina es el claro ejemplo de que nosotros mismos, nuestra mente, puede ser tanto
la creadora de una realidad perfecta o de una pesadilla continua. Nuestros
miedos, pueden ser el factor determinante para que no actuemos en algunas
situaciones, o si lo hacemos, actuamos de manera errónea, culpando a terceros
sobre nuestros fracasos y pruebas no superadas. Así las cosas, debemos
fortalecer nuestra relación con nuestro yo interno con nuestra persona más
importante en el mundo, debemos conocerlo y nutrirlo de experiencias
edificadoras, para que la confianza y nuestro carácter sean las armas
utilizadas en este camino hacia el éxito.
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